"Era una vez una princesa que le gustaba tanto el mar, que se tatuó una playa en su pie. Y cada vez que no soportaba la realidad; se descalzaba y veía su pie y se trasladaba a la playa paradisiaca que representaba en su piel..."
Más allá del bien y del mal, hay otro nivel de conciencia. Nos daremos cuenta cuando estemos ahí.
miércoles, 15 de julio de 2009
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