domingo, 23 de marzo de 2014

Conociendome un poco más

Como siempre, lo que me dá miedo es lo que más me aporta. Esta vez, evitaba el contacto con mi compañero de departamento. Me había propuesto ir a la Malinche. Sabía que el resultado iba a ser súmamente rico y lo fue. Sin embargo, previo a eso, mi mente en contubernio con el ego hiciero su escenario insoportable. Gracias al trabajo personal que llevo haciendo, lo pude ver y apreciarlo. Me sostuve en la decisión y lo que obtuve al final fue un contacto auténtico con mi amigo de quien temía lo que me atemoriza de mí mismo. Me fue muy valioso ver, que como siempre, lo que reprobaba de él era lo que reprobaba de mí y conocer un poco más, a través de paciencia a mi mismo, su opinión (la cual me desagradaba) sobre x puntos. Lo verdaderamente valioso fue ver cuál era la causa raíz de su razonamiento: miedo, dolor, proyección, otros. Lo pude acompañar mejor y acompañarme a mi mismo también en este camino que más que entenderlo es cuestión de vivirlo.

Algo interesante es que, dado qeu subimos la malinche a la 1 de la mañana para ver el amanecer, no habia absolutamente nadie en el camino. Sólo se veían sombras por la luna. La sensación de ver la montaña me atemorizó. Sentí en un momento un desborde de locura, de descontrol. Nuevamente, apliqué la entrega al momento como lo hice en Vietnam. Confié en mi camino, así no lo entendiera y solo puse el corazón en cada paso. La sensación no la olvido, ver la montaña oscura, el sumbido del viento, la montaña enorme, gigante, inalcanzable, mas vieja que todos, la abuelita, la que siempre estuvo ahí, viendome subir. Le pedí permiso y al final, agradecí el permiso de subir y que cuidara mis pasos y los de mi amigo.

Avances II

 Jorge se sintió extrañado al ser llevado por su tío a la cocina. Tenía mucho tiempo que no hablaban a solas, normalmente eran en familia. J...