miércoles, 13 de octubre de 2010

Abrió la puerta del baño. Su diálogo interno era falso y él lo sabía. Tenía esa sensación que no dejaba salir desde hace varios días. Tomó el cepillo dental y se lo metió en la boca. En automático chorro de vómito brotó a lo cual, él se giró para atinar a la tasa de baño. Su hermana mientras tanto seguía hablando por el chat de la computadora. El estaba mal y no ponía demasiada atención. – Y el guey, está súper guapo…-, decía ella, mientras él vomitaba hincado en el piso.

Los momentos críticos eran cuando él estaba solo. Al día siguiente, salió animado del trabajo. Llegó al hotel, tomó su libro y salió a buscar un buen restaurante para cenar. Después de caminar, poco a poco las calles se fueron volviendo monocromáticas, el frío se generalizó. Se dio cuenta que era el segundo día desde su llegada. Aún faltaban 18 más. Empezó a pensar en Lizbet, Empezaron los fantasmas a rondar, la paranoia empezaba a rascar por dentro, a hacer ese ruido, a dar esa cosquilla molesta en la palma de la mano, esa que no se encuentra. Qué había pasado?, antes no era celoso, antes no era paranoico con sus parejas. Todo empezó con Lizbet. Qué hizo ella?, es su culpa??, ella provocó algo??, ya no importa. El sabía que fuera lo que fuera, ya estaba jodido. Sentía esa ansia en el pecho, moría mil veces al pensarla con su ex novio, al pensarla con sus ex amantes. Sin embargo, su racionalidad lo cuestionaba…, dónde…, dónde carajo empezó el descontrol??. Aunque…, qué tal si sus ex parejas habían asumido su rol ante él?, qué tal si se habían sometido de tal forma que para el fuera parte de la normalidad??.

Entró al restaurante y pidió sin más detalles una sopa de apio con camarones y una carne. Le llevaron una crema muy salada con unos camarones descongelados. Una mierda. La comió sintiendo como la lengua se le escoriaba. Se daba cuenta que no era la sopa la que estaba mal, era su lengua. Su cuerpo estaba desconectado de su mente, su corazón se lo decía. Incluso la sensación de hambre se corrompió. Sólo tenía una sensación en el estómago que no reconocía pero sentía que si comía más, iba a vomitar llegando al hotel cuando se tratara de lavar los dientes como el día anterior. Qué pasaba ahora con su cuerpo?, eso de no reconocer el cuerpo lo angustiaba….

Mientras tanto, se le apareció nuevamente el mosco de la fruta mientras comía, lo vió volar. Lo vió posarse en su vaso de cerveza que tampoco quería beber. Se le ocurrió que el mosco le quería decir algo. Era algo reincidente, en su casa, ahora de viaje, siempre se le aparecía el mosco. El estómago le mandaba un mensaje que él procuró interpretar. Le habló al mesero y le pidió cancelar la carne. – Déjeme ver si se puede -. Medio entendió por que el acento del mesero era muy raro. – Ya está para salir…, no sé…, quiere que se lo ponga para llevar???-, - Sí -. Lo dijo en automático. Si le llevaban la comida, no se la iba a comer y se iba a quedar. Pensó: - Si me encuentro con algún loco, se lo doy…, pero si no encuentro a nadie?? -. Salió del restaurante con un dolor muy fuerte en la planta del pie derecho. Fue al basurero y dejó la bolsa con un paquete de papel metálico en el bote. Incluso le daba nausea el olor a carne que salía de la bolsa. Pensó en la gente que no tenía de comer, pensó en el futuro en que pudiera envidiar ese día que había algo de comer…, - A chingar a su madre -, pensó.

Al siguiente día, salió a comer a un restaurante. Tenía que regresar al trabajo. Nuevamente la comida salada o mejor dicho, la lengua lastimada. De dónde, porqué?. Nuevamente el mosco, pasba merodeando. Miró a la gente en el restaurante, en cada mesa que hacía contacto visual, alguien lo estaba viendo. Qué entendía de todo lo que pasaba?, cómo saber leer esas situaciones?. Después se acordó de un razonamiento que había tenido, - todo, entendido desde el punto de vista racional dice algo, pero si lo vemos con ojo corrompido?, si lo vemos como símbolos…, qué me dicen?, qué me está tratando de decir la naturaleza, el mosco, la gente, la luna que está saliendo??? -. Tenía el presentimiento que esto no iba a acabar bien…

Llegó a la casa y se acostó. Derribado sobre la cama, de lado, derrotado y sumamente débil, se puso a leer un poco. Recordó el correo de Ana que decía que parecía que tenía un tumor en los intestinos. Hasta qué punto el cuerpo reconoce que hay un problema y empieza a atacarse??. No alcanzó a leer la primera frase del libro cuando de repente brincó estremecido por una sensación trágica. Entró en conciencia y se vió tumbado en la cama. Se oían unos sonidos que se repetían, pasos rápidos y angustiados afuera del cuarto donde estaba. No sabía dónde estaba, no reconocía nada. Se levantó y buscó algo para verse, vió un espejo en algo que parecía un baño junto a la cama. Se acercó rápido; la imágen en el espejo no era de él, del otro lado del espejo se encontraba un sujeto viejo y con expresión horrorizada. La cabeza canosa, una mirada miserable y triste, un niño asustado en el cuerpo de un anciano decrépito. Levantó las manos y brincó hacia atrás, víctima de su desorientación. - Venga, qué pasa chingaos??.., qué pasa.., mierda? -.

Este no soy yo, estas cosas que pasan no eran su vida. Se recuperó y se vió al espejo. Era otra vez su imagen normal, de 32 años. Carajo..., qué pasa, qué pasa...., sabía que el que no estuviera la imagen, no significaba nada, fue un mal viaje que no tuvo que haber tenido. Qué significa??. Se lavó la cara, tratando de entender o de sentir pero conciente que no iba a ser capaz, no ahora de entender y que no tenía sentido presionarse tanto. Apagó la luz del baño y se dió la vuelta para irse a acostar. Respiró hondo y se cobijó, sentía terror, sentía que esto se iba a acabar.

Mientras tanto, en el espejo, seguía reflejándose en la oscuridad la imagen, ya no la de él normal, sino la del anciano. Se contemplaba a sí mismo iluminado por una penumbra, veían sus ojos aterrorizados, su mirada consternada, el trauma. Se oyeron pasos afuera del cuarto que eclipsaron un gemido triste y doloroso del viejo mientrs intentaba golpear el espejo con furia inutil. El espejo se empezó a deformar a causa del golpe, del puñetazo del viejo, como una tela elástica el espejo se extendió mientras el viejo se iba de boca hacia adelante, torpe y temeroso de su propia acción. Rápidamente, el viejo fue absorbido por el espejo y en su lugar, apareció sobre la superficie un mosco, como aquellos´símbolos que siempre merodeaban en las noches y díasde las mentes atormentadas.

lunes, 4 de octubre de 2010

Cobardía

Regresé a la habitación y me senté junto a la ventana, bebiendo y observando a la gente del bar, contemplando a la gente andar por ahí. Bebí con tranquilidad y empecé a pensar de nuevo en agenciarme una pistola y hacerlo de una vez rápidamente sin todo el rollo de la cavilación y la palabrería. Una cuestión de cojones. Me pregunté si tendría suficientes cojones. Acabé la botella y me fui a la cama a dormir.

Factotum, Charles Bukowsky -

Homenaje a la vida

02.05.2020 Ha nacido mi primer y no sé si único hijo. A mis cuarenta y un años de edad, me parece oportuno. Mi pareja de veintitres 1...