domingo, 22 de agosto de 2021

Conclusiones de una busqueda terapeutica I

Hablando con mi terapeuta, me dí cuenta de cuánto tiempo he estado en terapia. Los últimos años, desde el 2015 aproximadamente he estado con Mirna, Ramón, Marilin durante mucho tiempo. En el caso de Mirna fueron al menos año y medio, Ramón chance un año y Marilin fue más de 2 años. En el inter he participado en formaciones y demás. 

Pero me cuestiono tantísimo que he llevado terapia. 

Después de un buen rato de autoreflexión, me doy cuenta también de mi dinámica durante la terapia y me doy cuenta que cuando estoy hasta la madre, el ir a terapia me lleva a relajarme incluso cuando todavía no estoy en terapia. Como que sé que es un lugar donde podré tirar la toalla, donde busco que alguien me diga que ya basta que ya estuvo bueno, que ya esto tiene que parar, que se vaya a la chingada todo. No encuentro precisamente eso, encuentro muchas vueltas a los mismos temas. Me doy cuenta que al final, el terapeuta es un espejo que me refleja lo que veo pero hace falta un poco de objetividad para evitar que mi terapeuta caiga en mi juego inconciente. 

 Al final, me el que se autoengaña solo soy yo.

 A pesar de todo, he logrado concluir dos importantes razones por las cuales voy a terapia, es un hallazgo muy importante porque me doy cuenta que en el fondo sé qué me pasa pero a un nivel conciente no lo sé (hasta ahora que después de éste ejercicio de autoreflexión y de escribir mucho, lo he descubierto):

 1. Para buscar permiso de ser yo mismo: Me lo paso exigiendome muchísimo con cosas que no me gustan. Qué me gusta?, qué quiero?. Chance no voy a renunciar pero sí puedo empezar a expresarme sin miedo a que me rechacen. Este soy yo, te voy a resolver tu problema pero a mi forma y mi tiempo.

2. Saber que todo va a estar bien: Mi sensibilidad y mi tendencia a pensar en lo catastrófico, me llevan a un mundo muy pesado, muy cansado de vivir. Es muy fácil pensar que las cosas no van a salir, tengo una cantidad grande de razones para pensar que así será. Temor que la gente que quiero se enferme, les pase algo, que tiemble, que hayan problemas en el trabajo. Nada de eso pasa o si pasa, no es tan grave. Pero en el inter me agobio muchísimo. El terapeuta me tiene que apoyar a salir de mi mal viaje, de mi pesadilla. La gran solución es confiar, confiar en éste gran caos. Confiar al cruzar la calle de Vietnam, en Saigon donde la calle está hasta la madre de motos, todas circulando a velocidad moderada pero donde no hay oportunidad a cruzar con calma sino que toca cruzar entre las motos en movimiento, un acto de fé, la esperanza como certeza y no como un placebo racional.

 El siguiente paso que estoy buscando con mi terapeuta es poder hacer lo que busco en mi terapeuta: 

1. Darme no solo el permiso, sino el derecho y obligación para ser yo mismo (y con esto entendemos el entrar en un flow, decir y hacer de manera intuitiva, que se exprese el corazón y la tripa con un leve filtro racional). El gran riesgo del "Pase lo que pase", va muy relacionado con un miedo a la muerte. No es una muerte real, pero sí una muerte en la fantasía de fallar, de fracasar y ser engullido por la vida y el sistema. No sucederá pero mente, emoción y espíritu están formados de esa forma. El 6 es así. 

2.  Practicar el mindfulnes, como mi terapeuta me lo ha instruido. 

 Me enfocaré en éste trabajo y en seguir documentando mis conclusiones a manera de bitácora terapeutica. 

 

 

domingo, 8 de agosto de 2021

El mar no cesa II

Ha transcurrido el tiempo. Muchos años siento. 

Siento como si tuviera 150 años. He vivido tantas cosas. Tantas cosas en mi cabeza. Honro a mi cuerpo. Me sorprende todo lo que puede aguantar, tanto estrés mental que se transmite en forma de taquicardia, ésta sensación de correr por tu vida pero de manera continua, la boca seca, la respiración contenida, las privaciones por ignorar al cuerpo cuando la mente se transporta a su mundo y se olvida de dónde habita.

Había pasado por dos formaciones en psicoterapia. Había desarrollado muchas habilidades. Aprendido mucho sobre mí y el otro. Creo que cuento con dones muy poderosos, la capacidad de empatizar y conectar con la gente, por lo tanto de acompañarla. Había desarrollado un par de técnicas para darle la vuelta al estado de ánimo de la gente. 

Y siento que aún no sé nada. Aún me falta poder ser más consciente de mi propio proceso. Durante y después de mis formaciones,  llevé trabajo terapéutico. Psicólogos expertos y muy buenos, muy humanos también. Me enseñaron mucho, pero llegaron a un límite. 

Mi cuerpo llegó al límite y busqué ayuda con una neuropsicóloga quien me dio medicamentos. Fue bueno, muy bueno ya que aprendí que si duermes al cuerpo, la mente puede ser mucho más lúcida, más coherente. Hay calma, existe la certeza. Me gusta la palabra certeza: saber qué sucederá y aceptar eso que sucederá. Siento que los medicamentos de cierta forma llevan a un nivel de conciencia y contemplación maduros. Sin embargo, no se trata de vivir anestesiando al cuerpo. Tengo la fiel convicción que el cuerpo tiene un rol en todo esto, hay memoria, mensajes que se encuentran en él. 

Terminé mi proceso de medicación y al saber que iba a ser papá, nuevamente recaí por lo que tuve que tomar medicamento otra vez. 

Ha pasado el tiempo, mi bebé tiene 1 año 3 meses, estoy con mi pareja que es una buena mujer. Me siento muy afortunado de tener una familia que me quiere y me apoya. Es una sensación muy bonita. 

Mi humanidad se sigue manifestando y no logro estabilizar mis sensaciones. Retomo el inicio de este texto, me siento cansado, muy agotado. Con la percepción que el tiempo no me alcanza para nada. Sin interés en mi trabajo, cuestionado por mis resultados y con riesgo de perder mi trabajo. No me importa en realidad, he hecho mucho después de 18 años en mi trabajo. Caí, me levanté, ahora no caí, sino que no me interesa mucho éste estadío de mi vida. 

Siempre he sido un explorador, un buscador de respuestas y de perspectivas de ésta vida. Me siento muy cerrado, como un león encerrado en una jaula. Como una guacamaya con enormes alas, encerrada en una jaula, de oro pero jaula. 

Estoy buscando nuevamente terapia, no me motiva ni me llama. Pero sé que necesito ser humilde y aceptar que mis hipótesis y teorías no son ni lo último ni lo correcto. Necesito aceptar otros puntos de vista y salir de mi mundo. 

A pesar de todos éstos ejercicios, me siento superado muchas veces. Sin tiempo de nada, agotado y haciendo cosas que no veo que sumen nada. Me siento sin motivación. 

Desde hace muchos años ando con la intención de emprender algo, siento que no he llegado a algo que me motive en mi totalidad. Son temas muy comerciales, creo que al final sólo voy a vender mi alma al diablo. No es esa mi intención, busco algo distinto, algo que me haga crecer como persona, que logre iluminar mi entorno, que contribuya y que sí me saque de mi zona de comfort pero no desde el lado de sufrimiento sino del lado de la búsqueda y saber que esto me lleva a ayudar a otros y por supuesto, a mí mismo. 

Siento el ambiente tan superficial, con noticias tan patéticas y con redes sociales tan falsas. Plataformas de creencias que no se enfocan en los temas importantes, me siento como jugando un juego estúpido. Eso me da coraje y tristeza, el desperdiciar mi vida en cosas tan irrelevantes y aunque me dan dinero, realmente no lo necesito tanto. Veo a vecinos que viven con lo mínimo y son felices, no necesitan más, no están aspirando a poseer más. Yo no necesito más lucha por caballos de troya que me esclavizan. 

Me hace falta escucharme un poco más posiblemente, qué me dice mi cuerpo que lo tengo que callar con medicamentos?.


Homenaje a la vida

02.05.2020 Ha nacido mi primer y no sé si único hijo. A mis cuarenta y un años de edad, me parece oportuno. Mi pareja de veintitres 1...