domingo, 8 de agosto de 2021

El mar no cesa II

Ha transcurrido el tiempo. Muchos años siento. 

Siento como si tuviera 150 años. He vivido tantas cosas. Tantas cosas en mi cabeza. Honro a mi cuerpo. Me sorprende todo lo que puede aguantar, tanto estrés mental que se transmite en forma de taquicardia, ésta sensación de correr por tu vida pero de manera continua, la boca seca, la respiración contenida, las privaciones por ignorar al cuerpo cuando la mente se transporta a su mundo y se olvida de dónde habita.

Había pasado por dos formaciones en psicoterapia. Había desarrollado muchas habilidades. Aprendido mucho sobre mí y el otro. Creo que cuento con dones muy poderosos, la capacidad de empatizar y conectar con la gente, por lo tanto de acompañarla. Había desarrollado un par de técnicas para darle la vuelta al estado de ánimo de la gente. 

Y siento que aún no sé nada. Aún me falta poder ser más consciente de mi propio proceso. Durante y después de mis formaciones,  llevé trabajo terapéutico. Psicólogos expertos y muy buenos, muy humanos también. Me enseñaron mucho, pero llegaron a un límite. 

Mi cuerpo llegó al límite y busqué ayuda con una neuropsicóloga quien me dio medicamentos. Fue bueno, muy bueno ya que aprendí que si duermes al cuerpo, la mente puede ser mucho más lúcida, más coherente. Hay calma, existe la certeza. Me gusta la palabra certeza: saber qué sucederá y aceptar eso que sucederá. Siento que los medicamentos de cierta forma llevan a un nivel de conciencia y contemplación maduros. Sin embargo, no se trata de vivir anestesiando al cuerpo. Tengo la fiel convicción que el cuerpo tiene un rol en todo esto, hay memoria, mensajes que se encuentran en él. 

Terminé mi proceso de medicación y al saber que iba a ser papá, nuevamente recaí por lo que tuve que tomar medicamento otra vez. 

Ha pasado el tiempo, mi bebé tiene 1 año 3 meses, estoy con mi pareja que es una buena mujer. Me siento muy afortunado de tener una familia que me quiere y me apoya. Es una sensación muy bonita. 

Mi humanidad se sigue manifestando y no logro estabilizar mis sensaciones. Retomo el inicio de este texto, me siento cansado, muy agotado. Con la percepción que el tiempo no me alcanza para nada. Sin interés en mi trabajo, cuestionado por mis resultados y con riesgo de perder mi trabajo. No me importa en realidad, he hecho mucho después de 18 años en mi trabajo. Caí, me levanté, ahora no caí, sino que no me interesa mucho éste estadío de mi vida. 

Siempre he sido un explorador, un buscador de respuestas y de perspectivas de ésta vida. Me siento muy cerrado, como un león encerrado en una jaula. Como una guacamaya con enormes alas, encerrada en una jaula, de oro pero jaula. 

Estoy buscando nuevamente terapia, no me motiva ni me llama. Pero sé que necesito ser humilde y aceptar que mis hipótesis y teorías no son ni lo último ni lo correcto. Necesito aceptar otros puntos de vista y salir de mi mundo. 

A pesar de todos éstos ejercicios, me siento superado muchas veces. Sin tiempo de nada, agotado y haciendo cosas que no veo que sumen nada. Me siento sin motivación. 

Desde hace muchos años ando con la intención de emprender algo, siento que no he llegado a algo que me motive en mi totalidad. Son temas muy comerciales, creo que al final sólo voy a vender mi alma al diablo. No es esa mi intención, busco algo distinto, algo que me haga crecer como persona, que logre iluminar mi entorno, que contribuya y que sí me saque de mi zona de comfort pero no desde el lado de sufrimiento sino del lado de la búsqueda y saber que esto me lleva a ayudar a otros y por supuesto, a mí mismo. 

Siento el ambiente tan superficial, con noticias tan patéticas y con redes sociales tan falsas. Plataformas de creencias que no se enfocan en los temas importantes, me siento como jugando un juego estúpido. Eso me da coraje y tristeza, el desperdiciar mi vida en cosas tan irrelevantes y aunque me dan dinero, realmente no lo necesito tanto. Veo a vecinos que viven con lo mínimo y son felices, no necesitan más, no están aspirando a poseer más. Yo no necesito más lucha por caballos de troya que me esclavizan. 

Me hace falta escucharme un poco más posiblemente, qué me dice mi cuerpo que lo tengo que callar con medicamentos?.


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Prioridades

1. Mi paz interior 2. Desarrollar mi misión, creatividad y desarrollo, mi filosofía personal, mi espiritualidad 3. Estar y vivir mi familia ...