jueves, 5 de mayo de 2011

Instantaneas

Un impulso que no requería explicación. Era un día nublado.

Era la nada, cerrar un canal para abrir otro. Bendito silencio, sagrado recinto. La mirada de un perro, su respiración, el movimiento de las nubes, el olor de las nubes, el subirse a un árbol y volverse rama, moverte junto con la copa del árbol en un vals que dirige el viento.

Sin culpas, sin deberes, sin expectativas, sólo remitirse a la contemplación de lo que en apariencia realmente está. Sin permanecer en el mundo interno. Moví un poco mi pie y empecé a balancearme en la hamaca.

Caminé hacia el patio de la casona. A un lado de la casa habiá un cerro enorme. Lo íbamos a subir, no recuerdo quienes más estaban. Sus caras eran borrosas.

Una mosca me despertó. Me torcí y me acomodé nuevamente en la hamaca. Observé mi mano y la sobé un poco, el hueso había soldado mal y me dolía cada que la cerraba. Trataba de solucionar el dilema del bien y el mal. Si las cosas tan sólo pasan y no hay bueno ni malo, cómo entender el mundo?. Cómo reaccionar?, todo juicio es injusto y negativo. El pensamiento es tan fragmentario, tan relativo. Cada todo, forma parte de un fragmento, una estructura fractal que deja fuera de contexto los parámetros de bien y mal.

Ibamos subiendo el cerro, me faltaba el aliento. Le dije a Liz que me esperara, la besé con los ojos cerrados y permanecí en su frente mucho tiempo. Tomé agua . Gracias por el agua. Sentía la frescura y la vida en el agua. Mojé mi cara, ojos cerrados. Abro los ojos y me vuelvo a acomodar en la hamaca. Sentía el fresco de las nubes. No tarda en llover.

Sentía un dolor en el corazón. Puse mi mano lastimada en el corazón, presioné mi pecho. Lo siento mucho, algo bueno vendrá de esto. Recordé la imagen de mis padres, bendiciendo mi camino, diciendo que tomara la vida siguiendo el impulso, y que lo dejara fluir, que finalmente era lo más sabio, lo primigenio.

En la computadora sonaba Birds de Telefon Tel Aviv. Qué me hace imaginar esta canción?, entrecerré los ojos. La música me llevaba a una calle vacía, sol de medio día. Me sentaba en la banqueta y veía a los músicos de la película La visita de la banda. Estaban frente a mí, en silencio esperando tan sólo. Cerramos los ojos con la cara al sol, sintiendo sólamente. Disfrutando el manto solar.

Abrí mi libro y me extravié en los mantos fragmentados de la memoria colectiva.

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Prioridades

1. Mi paz interior 2. Desarrollar mi misión, creatividad y desarrollo, mi filosofía personal, mi espiritualidad 3. Estar y vivir mi familia ...