martes, 10 de mayo de 2011

Cuando llegue la lluvia

Las gotas del recuerdo caminarán, lentas e ineludibles por la piel de la conciencia, mi conciencia que yace empolvada y herida en el fondo del acantilado.

Los ojos estarán más abiertos que nunca tratando de ver a través de ese muro de agua. Y entre cerraré los ojos para ver con detenimiento nuestro retrato, mientras el agua limpia la sangre de mis manos y de mi boca. La sangre, tuya y mía que innecesariamente derramamos ante los golpes y sus heridas de las palabras cargadas de dolor; catapultas de basura generada por nuestro corazón corrompido.

Las imágenes duelen, me arranco los ojos y los entierro al pie de un girasol. Camino cegado por la nocturnidad de mi no saber, es preferible la ausencia a la imagen. Es mejor la imagen a la presencia de muerte.

No de vez en cuando, desentierro mis ojos para añorar un poco de esas imágenes. El único medio para llegar a eso que fue, efímero como el sabor de tu mirada, una transitoriedad que maldice al presente.

No me queda más que sentir el sol, en el pecho hundido que tanta polémica hizo en su momento. Ahora todo es tan normal, tan común, en todo el mundo. Ante esta conciencia, busco mis ojos, a gatas, me pico la mano con un trozo de espejo, no sale sangre, sale una lágrima. Busco el significado, lástima que venga tanto dolor anidado.

Ante la falta de consuelo por lo común y carente de significado, mi cuerpo yace tumbado junto a una jacaranda me vierte una cobija de flores moradas. Ahí estoy bien. Que nadie me moleste, que me dejen permanecer en el silencio, antes que la lluvia llegue, antes que las imágenes me llamen o las llame, qué se yo.

Cada que la lluvia llega, sé que nunca fue suficiente...., y concluyo una vez más que en mí buscabas a alguien más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Prioridades

1. Mi paz interior 2. Desarrollar mi misión, creatividad y desarrollo, mi filosofía personal, mi espiritualidad 3. Estar y vivir mi familia ...