sábado, 23 de abril de 2011

Caballito

El bastoncito de oro se llama y hay que leer las instrucciones antes de que tu novia haga pipí en él. Después preparan un café con galletas, como si los nervios no existieran, ven juntos un videoclip en el canal de los videoclips, critican al cantante, se abrazan, cantan con él el estribillo. Y de regreso al bastoncito. El bastoncito tienen una especie de ventana. Cuando en ella no aparece más que una raya, significa que todo va bien pero cuando aparecen dos... Reconócelo, siempre has querido ser padre.

La verdad es que la amaba. Pero la verdad, nada de un claro-que-te-quiero vacilante. Pensaba amarla eternamente, como en los cuentos, hasta sería capaz de casarse con ella mañana mismo y por el rabinato, sólo que toda esa historia del bebé lo estaba poniendo más que nervioso. Tampoco a ella le había caído demasiado bien la noticia, pero un aborto le daba todavía más miedo. Además, como sabían que lo que querían era formar una familia, lo único que estaban haciendo ahora era adelantar los acontecimientos.

- Qué nervioso te has puesto - se rió ella -, mira cómo sudas.
- Pues claro que estoy nervioso - intentó reírse también él -. Para ti es muy fácil, zorra, tú tienes un par de ovarios, mientras que yo, ya me conoces, me pongo histérico sin que haya motivo, así es que ahora, cuando sí lo hay....
- Yo también tengo miedo - dijo ella enrosccándose alrededor de él.
- No te preocupes, ya verás como al final todo saldrá bien. Si es niño, le enseñaré a jugar futbol, y si es niña... ¿sabes qué?, tampoco le hará ningún mal aprender a jugar futbol.

Luego ella loró un poco, él la consoló y entonces ella se quedó dormida, pero él no. Atrás, muy hondo, podría notar las almorranas abrírsele una tras otra como las flores en primavera.


Al principio, cuando todavía no se le notaba la barriga, intentaba no pensar en ello y aunque no le servía de mucho por lo menos intentaba evadirse. Después, cuando ya se le notaba unpoquito empezó a imaginárselo sentadito en el vientre de ella, tan pequeñito, el muy puñetero, y vestido con un traje de ejecutivo. Por que la verdad es que los niños son como la ruleta rusa, nunca sabes qué es lo que se te va a venir encima. Una vez, en el tercer mes, se fue a comprar algo para la computadora al centro comercial y vio a un niño asqueroso vestido con un mono obligando a su madre a comprarle un juego para la tele y amenazándola estúpidamente con que arrojaría su gordezuelo cuerpo por encima de la barandilla del segundo piso si no se lo compraba.

-¡Salta! - le gritó entonces él al niño desde abajo- , ¡Demuestra lo machote que eres, vamos!

Y acto seguido salió corriendo de allí antes de que la histérica madre llamara a los de seguridad.
Aquella noche soñó que empujaba a su novia escalera abajo para que abortara. O quizá no fuera un sueño, sino simplemente un pensamiento que se le cruzó por la mente cuando salieron a divertirse, y entonces empezó a pensar en que aquello no podría ser, que tenía que hacer algo. Pero algo serio; no limitarse a mantener una conversación con su madre o con su abuela, sino algo diferente, como nada menos que hacerle una visita a su bisabuela.

Su bisabuela era tan vieja que ya hasta resultaba incómodo preguntarle cuántos años tenía; y si había algo que la mujer odiaba, eran las visitas. Se pasaba todo el día tragándose todas las telenovelas y cuando finalemnte llegaba a aceptar que alguien fuera a visitarla no estaba dispuesta a apagar la tele.
- Tengo mucísimo miedo, abuela - le lloró en el sofá del salón-, no puedes ni llegar a imaginar el miedo que tengo.
- ¿De qué?- le preguntó la bisabuela, mientras seguía con los ojos clavados en un tal Víctor con bigote que acababa de contarle a una chica envuelta en una toalla que él, en realidad, era su padre.
- No lo sé - susurró-, de que nazca algo que yo no he querido.
- Escúchame bien, bisnieto - dijo la bisabuela, balanceando la cabeza al ritomo de la melodía de la banda sonora que ponía fin al capítulo de la serie-, por la noche espera a que ella se haya quedado dormida y entonces te acuestas a su lado de manera que la cabeza te quede pegada a su vientre. Así todos tus sueños pasarán directamente de tu cabeza a su vientre.
El dijo que sí con la cabeza aunque no lo había entendido del todo, pero la bisabuela se lo explicó.
- Un sueño es, en realidad, un deseo muy fuerte, tan fuerte que ni siquiera se puede expresar con palabras. Ahora, el feto que está en el vientre no es consciente de nada así que lo recibe todo. Lo que sueñes es lo que será, tan sencillo como eso.

Desde entonces todas las noches dormía con la cabeza pegada al vientre de ella, ese vientre que no hacía más que crecer y crecer. No se acordaba de los sueños, pero habría jurado que eran todos buenos. Tampoco recordaba ninguna etapa de su vida en la que hubiera dormido tanto, como un bendito, sin levantarse siquiera para mear. Su mujer no acababa de entender la ridícula postura en la que lo encontraba por las mmañanas, pero se contentaba ocn el hecho de que volviera a estar tranquilo, y así de tranquilo siguió hasta entrar en la sala de partos. Y no es que estuviera indiferente a nada, por que la verdad es que lse le veía muy participativo, sólo que el lugar dejado por los temores vino a ocuparlo ahora la expectativa. Tanto, que ni siquiera cuando vio que el médico partero cuchicheaba algo con la enfermera para dirigirse después hacie él con paso vacilante, ni siquera entonces dudó lo más mínimo de la seguridad que tenía de que todo iba a salir bien.

Al final tuvieron un poni, o puede que sea más correcto decir que tuvieron un potrillo. Lo llamaron Hami, por un industrial de gran éxitgo que por sus reiteradas y arrebatadoras apariciones televisivas tenía encantada a la bisabuela, y lo criaron con muchísimo amor. Los días de fiesta iban al parque Leumí montados en él y jugaban con él a un montón de cosas, pero sobre todo a indios y vaqueros. La verdad es que ella, tras el parto, estuvo bastante tiempo deprimida, y aunque nunca hablaron de ello, él sabía muy bien que por mucho que ella amara a Hami, en lo más profundo de su ser habría deseado otra cosa.

Entretanto, en la telenovela, la de la toalla le pegó a Víctor dos tiros, para disgusto de la bisabuela, de manera que el tal Víctor llevaba ya entubado varios capítulos, con respiración asistida. Por la noche, cuadno los demás ya se habían quedado dormidos, él apagaba la televisión y se iba a ver a Hami, que dormía sobre el forraje que le habían colocado en el suelo de la habitación de niños. Dormido estaba muy gracioso, balanceando la cabeza de un lado al otro como si estuviera escuchando a alguien que le hablara y de vez en cuando hasta relinchaba en medio de algún sueño especialmente divertido. Ella lo llevó a un montón de médicos especialistas que le dijeron que nunca crecería del todo. "Se quedará enanito", como también repetía ella, pero Hami no era enano, era un poni.

- Lástima-, susurraba él todas las noches al acostarlo-, lástima que tampoco mamá fuera capaz de soñar algo que se cumpliera un poco.

Y después acariciaba a Hami las crines y le canturreaba unas cancioncitas para niños y para caballitos, como una que dice "corre, corre caballito", que interrumpía sólo cuando él mismo se quedaba dormido.

Etgar Keret
"Un hombre sin cabeza"

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Prioridades

1. Mi paz interior 2. Desarrollar mi misión, creatividad y desarrollo, mi filosofía personal, mi espiritualidad 3. Estar y vivir mi familia ...