Debido a la magnitud de la fuerza pulsional del ser humano, la cultura se ve obligada a realizar esfuerzos para poner barreras y límites. Nietzsche afirma que el sentido de toda cultura es domar la fiera humana para hacer de ella, por medio de la educación, un animal doméstico y civilizado. Este hombre domesticado es considerado como “hombre superior”, cuando en realidad es un ser débil que se va envileciendo para reducirse a una cosa cada vez más exigua, más inofensiva, prudente, mediocre, hasta el superlativo de las virtudes cristianas.
Aida Cortés.
Más allá del bien y del mal, hay otro nivel de conciencia. Nos daremos cuenta cuando estemos ahí.
sábado, 18 de julio de 2009
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