viernes, 10 de mayo de 2024

Bajando el balón

Desconocía porqué chingaos le caía tan mal su suegra, bueno; sí sabía. Era por la sencilla razón de que era igual que él. Ella también vivía inmovilizada. No por sus creencias, sino por su tiranía hacia sí misma, una mezcla de crueldad que ejercía contra ella misma al castigarse evitando hacer lo que realmente desea, como si se dijera “quédate ahí, no te muevas que puede salir mal, algo muy malo puede pasar”. Como si fuera responsable de la paz del ambiente, como si la obediencia y la inmovilidad mantuvieran el equilibrio del entorno.

La señora se privaba la oportunidad de abandonar a su amargado esposo (sic), porque él no iba a ser capaz de sobrevivir. Estaba ella en edad de pensionarse, pero no lo hacía porque: qué iba a hacer con tanto tiempo libre?. Viajar?, para qué si ya había visto los videos de Luisito Comunica. No, ya no tenía sentido, para qué si eso de caminar era muy cansado, los restaurantes tenían tan mala comida y qué iba a comer su esposo si ella se iba. 

Paso madre carnal, neta que la señora me molesta mucho. Es una sensación insoportable a nivel mundial. Te puedo decir que nadie me ha caído tan mal en mi vida. Jamás, cabrón, te hablo con verdad. Es algo indescriptible y desafortunadamente, más allá de lo que me imaginaba, no lo puedo disimular. Lo reconozco, la señora me es insoportable hasta la exasperación. 

Pero tristemente reconozco que soy como ella, aún estoy tratando de descubrir a más detalle, es una verdadera mamada decir que porque somos iguales. Sólo falta decir que lo que me choca me checa y que realmente la quiero mucho, etc. Pero sí sé que veo en ella algo que me fastidia de mí. Siento que es como el no poder ser niño, no poder disfrutar, no poder soltar. Soltar qué?, una falsa seguridad. Como de “no le muevas nada, así estás bien, que alguien llegue a decidir por mí, mientras tanto me voy a quejar”. Pero el tiempo pasa y nadie decide o si lo deciden, no es lo que realmente queremos y al final nace un resentimiento con el exterior por haber tomado tan malas decisiones sobre mí y llevarme a un puerto estéril. Eso me resonaba, como si a un llanto le diera palabras, me movía y me hacía hablar al aire, algo así como un cómo acabé aquí?, yo, que quería estudiar medicina y acabé en ingeniería trabajando de godín por más de 20 años. Yo que quería viajar por el mundo, me quedé en la jaula de oro de una empresa. He hecho todo lo bueno que tocaba, lo que me dijeron que tocaba hacer. 

Nunca seguí mi corazón, siempre pedí la autorización de alguien. Como que alguien sea responsable si yo me equivoco. Al final, un gran resentimiento y una espera de: alguien decida de una buena vez qué sigue. 

Ahora estoy en una encrucijada en mi vida, no sé qué hacer, no sé decidir. Siento como que necesito un jefe que me respalde. Pero la fórmula ya no me sirve. Ya vi mi talón de Aquiles, me gustaría en este momento ser menos consiente y solo odiar a mi suegra. Ahora me cae mal pero también me cae mal ese aspecto de mí. Qué paradójico. Desagradable y paradójico, porque cuando la veo, recuerdo y siento compasión por ella porque sé que está en un bucle y que sufre y en el fondo anhela ser libre. Cómo ves?, estos pinches chanchullos mentales están de la mismísima mierda. Ser consciente, intentar por aquí, por allá y dices, lo voy a intentar. Cuando ves, ya pasaron 15 años y dices, qué pedo?, sigo igual, jajajaja. Obviamente no sigo igual, he crecido mucho, al menos soy consciente, al menos tenemos salud diría mi primo. Qué dices al respecto?, ofrece en sacrificio tu esfuerzo o lo que sea que eso signifique?. No queda más que ser compasivo con ella (mi suegra) y conmigo como diría Juanga, y lo que me desespera es que muy probablemente la solución, (la de ser libre), sea bien fácil chingao. Temo que cuando llegue a viejo, diga: Ahhh, que la chingada, eso era. Tan fácil, qué pendejo y yo, haciendo mil mamadas y cuestionándome durísimo a lo largo del tiempo el porqué no tengo resultados. Ah que la chingada, si renazco, ojalá no salga con este reto nuevamente porque así me la voy a pasar toda la eternidad. 

Terminó de plasmar sus ideas y después de leer, tomo conciencia que eran tan esclavo de tantos sistemas y estructuras. Se dio cuenta que ya no le era fácil vivir en ese medio, a veces preferiría la muerte. A veces coqueteaba con esos pensamientos suicidas, le seducían. Fantaseaba y disfrutaba la idea de que todo terminara, pero al otro día lo olvidaba porque la ansiedad lo hacía imaginar a sus seres queridos llorando ante su cuerpo frío o imaginando que renacía en una guerra o como un cerdo a punto de ser castrado en una granja y todo por chillón y no entrarle en buscar resolver sus pedos en su vida actual, qué tal si salía peor.

Había otra opción, que era intentar vivir para él y morir en el intento, contrario al suicidio simple, que era lo que contemplaba en el párrafo anterior, o seguir viviendo sin decidir él mismo, como estar en una empresa y pensionarse de viejo. En el párrafo anterior era un suicidio con un poco de despecho, como diciendo, no mames, ahí les dejó su desmadre, resuelvan sus acertijos, saludos cordiales. La otra opción era, entrarle a algo que no sabía pero recordaba, y cuando recordaba, le llegaban imágenes como de querer estudiar medicina, de cuando estudió por un semestre antropología social, o cuando estudió un semestre filosofía. Cuando se iba a la sierra norte él solo a vagar. Cuando sentía que no influían sus acciones en la felicidad el otro, o al menos eso creía. Cuando seguía su corazón, se sentía un rebelde y se sentía uno con el viento, con la lluvia, con la tierra y con la mirada del otro. 

Sin embargo, regresaba como en las serpientes y escaleras, caía por la serpiente donde encontraba al tribilín viviendo entre la basura que venía del tribilin que estaba más arriba de huevon todo el tiempo. Se desesperaba por la inercia, por la monótona rutina de hacer su trabajo. Que pinche paradoja, no tan gacha como la anterior: salió de su monótono y absurdo trabajo para vivir su vida como su monótono y absurdo trabajo. 

Sólo deseaba terminar de leer sus pinches libros, por Dios!!, para empezar. No era mucho pedir, con eso de los libros era un razonable avance pero al otro día tenía que ser esposo, padre, bajarse la ansiedad, callar su mente ante las preguntas de güey, aún no tienes un ingreso, qué pedo, para cuándo?. Tenía que ser el padre que no tuvo cuando niño, porque no quería abandonar a su hijo como a él lo abandonaron. Ser buen esposo porque no tenía porqué ser cruel con alguien de buen corazón como el de su esposa. Tenía que ir a ver a su mamá en la semana porque la vida es una rueda de la fortuna y qué tal si mañana ya no está y porqué desperdiciaste el tiempo que pudiste estar con ella chingao?, pudiste haberla disfrutado tanto, darle amor después de tanto amor que te dio ella. Ahora estás sólo y sin ella, añorando poderla abrazar al menos. Estas son las bombas atómicas de la mente. Qué desgastante había sido para él, había tenido que recurrir a antidepresivos y ansiolíticos para bajarle a sus intensidad pero servía a medias, vivía como en un sueño chingao. Ahora no tomaba ningún médicamento, todo se lo bajaba a pelo, a base de no dormir y malos viajes y etc etc. Ya no fumaba, lo había prometido porque su hijo le había dado COVID y porque no quería que su hijo enterrara a su padre después de que éste muriera de Cáncer de pulmón como le pasó a su amigo Ramón quien le contó su anécdota de cómo enterró a su padre que falleció de Cáncer de pulmón por fumar, con lágrimas en los ojos. Qué pendejo sería que a pesar de saber esto, siguiera fumando, qué le diría a su hijo de 9 años en el lecho de su muerte?, hijos mío, no deje de fumar porque no quería, por que me gustaba. Alcánzame el encendedor y ese cigarrito, es el último ahora sí!. Qué banal.

Terminó de leer nuevamente lo que escribía y sentía que aún no llegaba al meollo del asunto. Cuando lo encuentre, se lo voy a compartir a mi suegra, para que ella también se libere; y se puso a reír, sin la cerveza que normalmente tomaría pero que ahora le da ansiedad. Después de la lectura, sólo encontró culpa, arrepentimiento y el anhelo de ser perfecto según parámetros sacados de un libro de la liga de la decencia. Pura moral marchita y castrada, así había sido, todo este mecanismo lo había domesticado, le habían cortado los huevitos, ya no fumaba, no tomaba. Bueno la verdad de eso no se arrepentía, pero sí había dejado muchos sueños y ya no tenía los huevos de cuestionar a Dios, de cuestionar a su entorno, de sentir enojo, esa energía de fuerza. Esas energías las había guardado en el patio trasero, a ver si no le salía una bola en algún lugar, qué paradójico por quinceava vez, morir por ser bueno, más pendejo que bueno. Se dio cuenta que ya estaba escribiendo mamadas, pensó en borrar todo el párrafo pero dijo, que quede como antecedente, como una fé de erratas anacrónicas, que se valida y se anula a sí misma a perpetuidad.

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