En el ejercicio estaba Claudia, con una pose abrazando un
pilar y una mano estirada como si sintiera la lluvia caer. Lupe estaba en una
posición sexy y cómoda en el piso. Vane estaba tapándose los ojos y haciendo
como alto con su mano. Bárbara estaba agarrándose la cabeza medio agachada.
Dijeron unas frases que no escuché muy bien.
Caminé frente a ellas y Bárbara se empezó a aterrar. Me
dijeron que me acercara a una de ellas. No sabía bien a quién. No sabía qué
hacer pero no me presionaba. No sabía qué decidir, traté de irme a la mente
pero sentía que no era momento de decidir con la mente. Me fui acercando al
grupo de mujeres, cada una estaba en su trance, Claudia era la única que me
miraba. La otra que reaccionaba a mi presencia (por el ruido de los pasos) era
Bárbara. De todas las opciones, ella me fue jalando. No sé si me jaló el que
era la única que interactuaba, no…., Claus también interactuaba con la mirada.
El hecho es que me fui con Bárbara. Me pidieron que me acercara a ella más, yo
me acerqué de manera acosadora. Me acerqué, me acerqué y ella empezó a quejarse
pero no podía hacer nada para evitarme, no ponía resistencia física, solo
decía. Yo le dije a Barbara: “Te gusta, verdad?”. Yo sentía poder y placer de
verla retorcerse como gusano de miedo. Sentía que le gustaba estar ahí. Y yo me
sentía bien. Era una sensación rara de ser el victimario fantaseando que la
víctima disfrutaba. Me daba la impresión que le gustaba estar ahí. Entró Vane diciéndome
que la dejara.
Cuando entró Vane, entró con mucha agresividad y violencia diciéndome
que dejara a Barbara, Vane y yo entramos en una lucha donde me empecé a sentir
nervioso y seguí el impulso para reirme. Me llamaba hacerla enojar, verla
enojada. Ella me ordenaba que me fuera, que me largara pero yo no me iba, me
gustaba retarla. Me quería empujar y yo solo me sostenía, le echaba mi peso encima.
Me gustó provocarla. Me llamó mucho su atención, aunque saliera lastimado, que
en realidad no tenía miedo, solo un poco de tensión. Sentía que tenía más miedo
ella que yo. Pero también me di cuenta que mi intención no era agresiva. Bueno,
creo que estoy cayendo mucho en la interpretación que en la descripción. Empecé
a acosarla hasta cierto punto, ella en su agresividad que revelaba mucho miedo
(sentía que me enfrentaba pero al ver que no surtía efecto, no se sostenía, se
replegaba). Le entraba miedo. Su miedo – agresividad me llamaba a provocarla. Tengo
esta idea de que les gustaba estar ahí. De repente conforme la agresividad
incrementó entre Vane y yo, Barbara entró con un acoso intenso, entregándose a
mí en mi ataque a Vane para evitar que me metiera con ella. Barbara se volvió
muy invasiva y posesiva. Me abrazaba y evitaba que me moviera, cosa que me
empezó a exasperar (incluso ahora que lo recuerdo siento tensión). Acabamos
abrazados los tres, yo tomando por la fuerza a Vane y Bárbara entre los dos,
tratando ella de inmovilizarme con un abrazo erótico-violento. Mi atención era
con Vane quien empezó a tomar una postura burlona al verme atascado con Bárbara
y siendo incapaz de dominar la situación. Traté de intimidar a Bárbara pero no
sirvió, sólo alimentaba más su locura y sentí un poco de temor. Después de
varios juegos con ellas, se retiraron burlándose de mí pero seguían en función
de mí. Me seguían diciendo de cosas, según esto me detestaban pero seguían ahí,
diciéndome de cosas. Yo les decía que no podían vivir sin mi, por eso estaban
ahí. Que les gustaba sufrir, que les gustaba que las tratara mal, por eso seguían
en contacto conmigo.
Después empecé a interactuar con Claus, quien no me daba
patrón de acción, luego con Lupe pero ambas estaban muy fijas en sus fantasías,
sólo había entrada desde su mundo. El de Claus era muy limitado, no tenía gran
rango de operación/interacción. Lupe se la pasaba teorizando poeticamente, cosa
que me daba flojera y aparte no la entendía. Me volqué en mi incomprensión y la
manifesté: les dije que no entendía qué pasaba, qué era lo que pasaba ahí?, qué
diablos?
Empezamos a perder línea de acción ante sus propuestas y yo
no tuve un impulso emergente que me llevara a hacer algo distinto. Pensé en
violencia pero ellas no se enganchaban, no estaban en ese canal. Traté,
recuerdo; de hacer una que otra incursión provocativa retándolas en sus
fantasías infructuosas, Claus decía que esperaba, y yo le decía que nunca iba a
pasar lo que esperaba. Entonces para qué esperaba?, pero ella se sostuvo en
esperar. Lupe intentaba pero no había nada consistente para emprender.
Highlights: Me llamó la locura de Barbara, su miedo, me
gustó jugar el rol del tirano, sabía que era lo que querían a pesar de decir lo
contrario. No pude entrar en la fantasía de otros y me dio flojera (¿?). No
pude incursionar en sus fantasías sobre todo racionales o de bajos recursos ya
sea emocional o de razón. El miedo y la locura llama al victimario. La víctima
es víctima ante la presencia del victimario. La víctima se define a sí misma
víctima de manera inconcientemente voluntaria. La víctima que anda en el
entorno, despierta la mirada ávida de los victimarios. La violencia es una
manifestación de miedo, un miedo contrafóbico. El victimario disfruta y sabe
que la víctima pide ser atacada. Para poder se victimario, hay que cultivar la
insensibilidad y dar pie al placer de destrucción. Cuando los papeles se
invierten (víctima-victimario), algo raro pasa que aún no puedo conceptualizar.
La lucha con Vane y Barbara me dio a ver la fijación con el caso difícil y el
rechazo al caso fácil. Mi interés no era de entrega como Barbara se entregaba
en un plan casi mártir-sexual, sino con Vane quien era más auténtica pues
seguía siendo ella misma.